lunes, 26 de septiembre de 2011

Valentina Tereshkova



Valentina Vladimírovna Tereshkova nació el 6 de marzo de 1937 en el pequeño pueblo de Maslennikovo, en Yaroslav -unos 200 kms al norte de Moscú- en la antigua URSS (Yaroslav es ahora parte de Rusia). Su padre, Vladimir Aksyenovich Tereshkov, era conductor de tractores y su madre, Elena Fedorovna, trabajaba en la granja. Eran una familia muy humilde. Desgraciadamente perdió a una edad muy temprana (cuando tenía tres años) a su padre que se marchó como tantos otros a la Segunda Guerra Mundial y no volvió, quedando huérfana. El panorama no podía ser peor, ya que Tereshkova tenía otra hermana y además su madre que tan solo contaba con 27 años, estaba de nuevo embarazada (quien daría a luz a Vladimir, su único hijo varón). Y ahora estaban solas, así que tuvieron que trasladarse en 1945 a la ciudad de Yaroslav. Esta situación le llevó a ponerse a trabajar desde muy jovencita, ya que su madre y su hermana mayor hicieron lo propio poniéndose a trabajar en una fábrica de tejidos o telas en Yaroslavl, en la ribera del Volga, para salir adelante. De hecho el colegio no lo pisaría hasta tener 8 años, una vez acabada la guerra.

Su primer trabajo fue en una fábrica de neumáticos, empleo en el que permaneció un año. Con su primer sueldo compró un pañuelo y unos dulces para su madre. Tras abandonar este trabajo se dedicó a la industria textil (en el establecimiento "Krasny Perekop"), que compaginó con estudios de Ingeniería Técnica Industrial, ya que, a pesar de los avatares de la vida, Tereshkova era una mujer ambiciosa y quería algo más de la vida que le había tocado vivir. Valentina siempre había sentido pasión por volar, así que ni corta ni perezosa, se inscribió en un aeroclub de su localidad para dar un curso de paracaidismo. Era el año 1959. Tenía 22 años. Esta experiencia se convirtió en su afición preferida y comenzó a dedicarle más y más tiempo libre cada vez. Al poco tiempo, ya había realizado más de cien saltos en paracaidas, siendo una de las paracaidistas más avezadas del momento. Teniendo en cuenta que el Club al que acudía Tereshkova era una organización auxiliar de la Fuerza aérea soviética, no es de extrañar que la historia le llevara más lejos. Antes de continuar es preciso comentar la faceta política de Tereshkova, que será crucial también en su protagonismo en la historia; su talante político haría de trampolín en su carrera espacial: en el año 61 se convertiría en Secretaria local de Komsomol, la Liga de Juventudes Comunistas, y es que, desde muy jovencita, Tereshkova destacó por su pasión por el sistema comunista.

Valentine solicita su ingreso en el Centro de Entrenamiento para Astronautas. Su experiencia en paracaidismo fue vital para esta prueba (teniendo en cuenta que las naves Vostok no tenían ningún tipo de dispositivo para aterrizar, era necesario que los astronautas fueran "despedidos" de la nave e hicieran el descenso en paracaidas) y finalmente fue seleccionada entre las más de cuatrocientas aspirantes al puesto, para realizar algún día, un viaje al espacio.

Su talento no tardó en hacerse notar en el Centro (era una mujer fuerte y decidida), por lo que fue elegida para participar en los vuelos de la serie Vostok, en compañía de Valeri Bikovski.

Hay que reconocer, siendo realistas, que más allá del valor científico del acontecimiento, que lo tiene sin lugar a dudas, el viaje de la primera mujer al espacio fue un acto de propaganda política del régimen comunista (que se encontraba en pleno enfrentamiento con EEUU), en una misión que tenía como objetivo "resaltar el poderío tecnológico de la Unión Soviética en plena carrera espacial con respecto a EEUU y a enaltecer el heroísmo de la mujer soviética", tal y como señalaron las autoridades en la fecha del lanzamiento. De hecho, la participación de mujeres en el programa espacial ruso siempre ha respondido a motivos políticos y a la intención de conseguir algún récord. Sin embargo, la pasión y devoción de Tereshkova por el espacio estarían por encima de todo esto.

El proceso de selección fue de lo más peculiar. Los requisitos fundamentales para convertirse en mujer astronauta eran: mujeres jóvenes, menores de 30 años, con menos de 1.70 de estatura y menos de 70 kg de peso, "ideológicamente pura", no se requería experiencia como piloto (la nave Vostok era completamente automática y el astronauta podía ser considerado un mero pasajero), pero sí experiencia con paracaidas. De las 5 últimas clasificadas (Tatiana Kuznetsova, Irina Soloviova, Zhanna Yérkina, Valentina Ponomariova y nuestra protagonista), Tereshkova era la menos cualificada de las candidatas.

Las cinco completaron el curso de entrenamiento que incluía entre otras cosas saltos en paracaídas y pruebas de aislamiento. Desde el principio Tereskkova se encontraba entre las favoritas, pero también desde los inicios de los tests, destacaba su buena forma física como factor positivo y su dificultad para la teoría de cohetes o ingenería aeroespacial, aspecto que la dejaba por debajo de las demás candidatas que incluso eran expertas pilotos. Mientras continuaban con un entrenamiento con seguimiento especial por parte de la fuerza aérea soviética, Tereshkova se convertiría en miembro oficial del Partido Comunista de la Unión Soviética.

En noviembre de 1962 se eligen las dos candidatas finales: Ponomaryova y Tereshkova. Ahora solo quedaba elegir entre dos. ¿Qué cualidades destacarían para la selección final? Estaba claro. Ponomaryova no respondió con la "pureza del sentimiento comunista" que sí mostró Tereshkova (que afirmaba daría su vida por Komsomol y por el Partido Comunista). Por el contrario, Ponomaryova era más bien "políticamente incorrecta" para la época, ya que afirmaba sin tapujos que una mujer por fumar, por ejemplo, no dejaba de ser decente.

La decisión era sencilla. La astronauta menos avezada era sin embargo la más interesante de cara a hacer propaganda política. Tenía carisma, actitud, era una comunista declarada y una "buena chica"; los ideales a transmitir para la "nueva mujer soviética".

El 16 de junio de 1963 a las 9:29 UTC, el Vostok 6 despegó desde la base espacial de Baikonur con rumbo al espacio llevando consigo como tripulante a Valentina Tereshkova que a la edad de 26 años se convertiría en la primera mujer y el primer civil en viajar al espacio.

-Aquí Gaviota, aquí Gaviota. Veo en el horizonte una raya azul: es la Tierra. ¡Qué hermosa! Todo marcha espléndidamente.

Estas fueron las primeras palabras que se recibieron desde el Vostok VI. Su nombre en clave durante la misión fue Chaika, "gaviota" en castellano.

Otra de sus frases fue:

"Posiblemente ustedes no pueden imaginar lo hermoso que es. Cualquiera que vea la Tierra desde el espacio exterior, no puede dejar de ser asaltado por una sensación de reverencia y amor por este planeta que es nuestro hogar".

El viaje de Tereshkova duró exactamente 70 horas y 50 minutos, tiempo suficiente para dar 48 vueltas alrededor de la Tierra (lo que significa que vio un nuevo amanecer cada hora y media). Pero lo que transmitiría a la Tierra no sería precisamente la realidad de cómo pasó esos días de viaje en el espacio. Según ha desvelado la propia Tereshkova, la estancia en el espacio fue casi un infierno.



Para empezar, la órbita de la nave era incorrecta y se encontraba desviada 90 grados de la dirección planeada. Tras advertirlo a la central y corregir la órbita del programa al segundo día, Tereshkova respiró algo más tranquila, ya que esto habría provocado seguramente un retraso en su vuelta a la Tierra (de hecho podría no haber vuelto) como menor acontecimiento. Por otra parte, la comida que le suministraron no fue del todo acertada; el pan estaba excesivamente seco, así que no pudo comerlo, con lo que a las 70 horas de su travesía por el espacio, estaba tan hambrienta como un perro vagabundo. A esto hay que añadirle que desde el primer día comenzó a sentir calambres por la falta de movimiento y un dolor agudo en uno de sus hombros causado por la presión del anillo del casco espacial.

Por si esto no fuera poco, una vez fue expulsada de la cápsula espacial, se dio cuenta que la trayectoria la había llevado a un enorme y profundo lago (en la zona de Karaganda, Kazakhstan) que tendría que atravesar nadando. Exhausta, hambrienta y deshidratada, tuvo que armarse de valor y fe para no desfallecer en medio del lago. Un golpe de viento la lanzó al suelo, golpeándose la nariz contra el casco y provocándole un fuerte hematoma que tuvieron que disimular con grandes capas de maquillaje para su posterior aparición pública para anunciar el exitoso regreso de la primera mujer en el espacio. Unos avatares que se desconocían por aquel entonces y que no han sido desvelados hasta ahora.

Aunque estaban previstos más vuelos en los que participaran mujeres, pasaron 19 años hasta que otra mujer, Svetlana Savítskaya, viajara al espacio. Ninguna de las otras astronautas seleccionadas del grupo de Tereshkova viajó al espacio.

El año de su misión espacial fue también importante para ella en otro sentido: el personal. El 3 de noviembre de 1963 se casaría con el también astronauta Andrián Nikoláiev (1929-2004) en el Moscow Wedding Palace, ceremonia a la que asistió el propio Nikita Khrushchev, Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética, que organizó una ceremonia por todo lo alto.

Tan solo un año más tarde dio a luz a su hija Elena (1964). Sin embargo, su amor no duraría para siempre y en 1982 conseguiría el divorcio legal de Nikolàiev. ¿Los motivos? Muy sencillos. Nikolaiev siempre tenía mucho tiempo para pasarlo con sus amigos varones y muy poco para su esposa, con lo que las discusiones estaban al orden del día. Los más cercanos también afirmaban que Tereshkova era como el fuego y su esposo como el agua, con lo que su entendimiento era más bien complicado. Sin embargo, debido a que un divorcio podría incluso poner en peligro sus propias carreras profesionales, decidieron seguir juntos hasta 1979. En este momento empezarían los trámites del divorcio (no exentos de obstáculos y de polémica) que culminarían en el 82.

Tras volver de su primera misión espacial Tereshkova ingresó en la Academia de la Fuerza Aérea de Zhukovski, y se graduó como ingeniera espacial en 1969. Algunos años más tarde recibiría el doctorado en ingeniería (en 1977).

Tras su graduación, en octubre de 1969, la sección femenina de astronautas fue disuelta. Tras esto, la vida de Tereskhova se inclinaría profundamente hacia la política, convirtiéndose en una de las prominentes personalidades del Partido Comunista, incluso a nivel internacional, aunque continuó también trabajando en el programa espacial, como colaboradora científica del Centro de Entremamiento para Astronautas además de ser nombrada en 1970 Coronel Ingeniero del Ejército del Aire de la URSS.

A nivel personal, contrajo matrimonio por segunda vez. Se casó con el Dr. Yuliy Shapóshnikov, al que conoció en una rueda de reclutamiento para mujeres astronautas, organizada por el gobierno soviético a finales de los 70. Tras saber que no había pasado los tests para poder volar al espacio de nuevo, decidió solicitar el divorcio legal con Nikolaiev. Ya no había nada que le detuviese, puesto que su sueño de volver a volar se había esfumado. Su matrimonio con Shaposhnikov fue feliz. Este murió en 1999 y desde entonces nuestra protagonista no ha vuelto a unirse sentimentalmente con nadie.

Durante todo el tiempo que permaneció como un personaje activo del partido comunista (por su talante de cara al público era conocida como "la dama de hierro", en un símil en referencia a Margaret Thatcher) jamás desechó su deseo de volver a volar al espacio, máxime cuando se había empezado a hablar de mandar una expedición rusa al planeta Marte. Todo un sueño para Tereshkova.
Como hemos podido comprobar, la vida política de Tereshkova ha sido casi más señalada que su faceta como astronauta: Tereshkova ha desempeñado varios cargos políticos a lo largo de su vida. De 1966 a 1974 fue miembro del Soviet Supremo; en 1966 también fue miembro del concilio mundial de paz; miembro del Yaroslavl Supreme Soviet en 1967; de 1974 a 1989 formó parte del Presidium del Soviet Supremo, de 1969 a 1991 perteneció al Comité Central del Partido Comunista, y de 1968 a 1987 fue Presidenta del Comité de Mujeres Soviéticas, desde 1986 es Presidenta de la U.A.S.A. (Unión de Asociaciones Soviéticas de Amistad), además de otros cargos internacionales.
El 30 de abril de 1997 se retiró de la fuerza aérea y del cuerpo de astronautas. Y tras la muerte de su segundo marido, se retiró a una pequeña casa en el campo donde recibe las visitas de sus amigos, de su hija y de sus dos nietos Andrei y Aleksei y vive una vida apacible y tranquila.

Después de ella, mujeres de otras nacionalidades han viajado al espacio, pero Valentina sigue siendo la única que vivió esa aventura absolutamente sola a bordo de una nave espacial.

Las últimas noticias que tenemos de ella se remontan a agosto de 2007 cuando fue ingresada en un hospital de Moscú para pasar un "período de rehabilitación", ya que no se han desvelado más detalles de su ingreso.


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