Nació en la India, de padres ingleses que pertenecían a una familia acomodada residente en Inglaterra.
Primeros años
Desde una edad temprana demostró su inclinación por la interpretación, actuando en los diversos montajes teatrales que se organizaban en los distintos colegios a los que asistió. Más adelante estudió en la Royal Academy of Dramatic Art con el fin de perfeccionar sus aptitudes interpretativas. Debutó en el teatro en 1934 con la obra The Green Sash, y al año siguiente en el cine con Things are looking up, participó como modelo y tuvo que aprender a ocultar un gran defecto: sus grandes manos.
Tras una función en el teatro Lyric conoció a Laurence Olivier, famoso por sus adaptaciones de las obras de Shakespeare, del que se enamoró y con el que también formó pareja artística. Se casaron en 1940 después del divorcio de sus respectivas parejas y tuvieron una sencilla ceremonia en San Ysidro Ranch, Santa Bárbara (California) a la que acudieron sus testigos Katharine Hepburn y Garson Kanin.
Vivien siguió actuando en diversas películas británicas como Un yanki en Oxford (1938) y Callejón sin salida (1938).
Lo que el viento se llevó
La fama mundial le llegó cuando David O. Selznick se fijó en ella para que protagonizara la versión cinematográfica de la novela de Margaret Mitchell Lo que el viento se llevó (1939).
Inicialmente Leigh no fue barajada para el papel de Scarlett O´Hara pues no era una actriz conocida en los Estados Unidos. Hizo una audición en Hollywood y fue elegida de entre un grupo de grandes estrellas como Lucille Ball , Carole Lombard (la esposa de Clark Gable), Paulette Goddard (quien ya tenía el papel casi seguro), Jean Arthur, Joan Bennett, Bette Davis (quien rechazó el papel por haber hecho un año antes Jezabel) y Katharine Hepburn. Parece que Vivien obtuvo el papel gracias a George Cukor, quien iba a dirigir la película hasta que fue sustituido por Victor Fleming. Se cuenta que Cukor fue apartado del proyecto por orden de Clark Gable, quien se sentía incómodo porque Cukor conocía ciertos detalles comprometedores de su pasado.
Durante años corrió un falso rumor de que en el set Vivien no estaba cómoda ya que Clark Gable y ella no se llevaban bien fuera del set y siempre discutían por la halitosis que Clark se propiciaba para desagradar a Vivien.
Olivia de Havilland, la única actriz que aún vive de los actores principales, la recuerda como «una mujer muy dulce y profesional» refiriéndose a que Vivien que era inglesa tuvo que aprender el acento sureño.
Su actuación inolvidable como Scarlett O’Hara la catapultó a la fama mundial haciendo de ella una de las actrices más reconocidas de todos los tiempos tras Bette Davis y Katharine Hepburn. Esa interpretación le valió un premio Óscar de la Academia.
Un tranvía llamado deseo y sus últimos años
A pesar del éxito que le proporcionó este título, Vivian seguiría prefiriendo el teatro al cine, y en las posteriores décadas sólo participó en contadas películas, entre las que destaca Un tranvía llamado deseo (1951), por la que obtuvo su segundo Óscar.
Actuó en Broadway en Tovarich que le valió su primer premio Tony. Pero su precario estado de salud le impedía desarrollar su carrera con normalidad, y las tormentosas relaciones con su marido, Laurence Olivier, tampoco ayudaron a Vivien. Terminaron divorciándose en 1960 y ella se instaló a vivir junto al también actor John Merivale.
Es considerada una de las mujeres más bellas de la pantalla grande por sus finas facciones y sus imponentes ojos que deslumbraron a más de un hombre.
Después de un tiempo Vivien fue al doctor quien le diagnosticó un regreso de una tuberculosis de la que años antes se había curado, se le prohibió actuar y exponerse a los cambios climáticos.
En su reposo, Vivien comenzó a preparar su vuelta a los escenarios, regreso que jamás pudo cumplir.
Después de una larga agonía prolongada a causa de una avanzada tuberculosis, Leigh moriría la noche del 7 de julio de 1967. Después de arreglar sus flores y atender a sus amigos, cansada se retiró a su cuarto. Tenía tan sólo 53 años. Fue hallada muerta en la habitación de su apartamento londinense en el 54 Eaton Square por su entonces pareja sentimental John Merivale , quien rápidamente llamó a Laurence Olivier. Este —según los artículos de la época— fue el más afectado por la muerte de Leigh.
Laurence Olivier se encontraba ingresado en el hospital, pero al ser avisado de la noticia pidió el alta voluntaria y acudió inmediatamente al lado de Vivien. Él mismo relata en sus memorias, que permaneció junto a ella a solas «pidiéndose perdón por todo el daño que se habían hecho». Siempre la recordaría como el gran amor de su vida. Desde que se casó con sir Laurence Olivier hasta su muerte nunca se quitó el título de Lady Olivier.
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